Te suscribían en el cole si querías. Y era toda de misiones con tebeos sobre niños del tercer mundo. No me acuerdo cada cuánto tiempo salía un número, pero la monja del cole llegaba un día con las revistas de gesto y la lista de niñas suscritas, a las que iba llamando por su nombre dándole la revista en las narices de todas las demás niñas . Claro el capricho por la revista hacía que machacaras en casa hasta que te dejaban suscribirte. Qué graciosas las monjas.
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