30 de enero de 2009

Estuches











Mención especial para los estuches de dos cremalleras:





El uso principal de un estuche era situarlo estrategicamente abierto delante del papel sobre el que trabajabas, para proteger la propiedad intelectual de tus dibus y que nadie te plagiara. De paso te parecía que tenías tu casita montada y te figurabas estar a salvo aunque siguieras expuesta a los peligros del cole.

Cuando la confección de casitas se generalizaba sobre la mayoría de los pupitres urbanizables, los profes se sacaban una infracción urbanística de la manga y teniamos que cerrar los estuches y plegar nuestras casitas. Panda de aguafiestas los profes.

También existían los estuches de lata:



El inconveniente era que cuando se caían se abollaban. Y tenían cierta tendencia a caerse, los pobres.

Los que no se abollaban nunca aunque también se caían eran los estuches en plan bolsa con cremallera. Los había de tela y los más impresionantes de plástico transparente.



Lo malo del plástico es que se terminaba rajando. Lo malo de la tela es que se terminaba llenando de manchurrones de tinta.

Los de tela:





Otra variedad de los de tela son los que tenían cosido algún motivo decente, motivo que a los pocos días perdía su motivación.





Imitando los más antiguos de nuestros padres, había también estuches de madera. Eran lo más porque solían tener dos pisazos:




Pero sin duda, los estuches más codiciados, los más bonitos, los de más rabiosa actualidad, los que conferían la más chispeante carta de naturaleza eran estos:









Sí, eran lo que parecen. Unos estuches alucinantes con dos tapaderas, y cajitas y bolsitas para meter todo lo imaginable. Y se cerraban con ¡¡un imán!! Hasta fuerza magnética tenían.

3 comentarios:

  1. ¿No te llamarás por un casual Germán?

    Una de dos, o eres de familia muy numerosa o eres un@ acaparado@ de estuches, parece un desfile, por desgracia yo me tuve que conformar con las bolsitas de tela no transparente, que como bien dices terminaban completamente destrozadas casí siempre por algún Bic díscolo que no soportaba llevar capucha.

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  2. Es que a mí me entristecía mucho el cole y me compraban material escolar chuli para que me fuera clase más alegre. Añado además que no todos los estuches son mios :( pero la mayoría ¡si! :D

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  3. Los más codiciados fueron los "automáticos" aquellos que les dabas a una teclita y saltaba el carro con el sacapuntas y la goma, aunque a la hora de la verdad, eran más prácticos los de gomas de dos pisos con cremallera, en los que colocabas el juego de escuadra y cartabón.

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