5 de noviembre de 2008
Cassettes
El clásico más clásico: las casettes de philips
Y ya que hablamos de las casettes hay que mencionar también a sus amigos: el boli bic, no el que escribía fino sino el que todavía sigue escribiendo normal, y el papel de celo.
Cuando el reproductor de casettes, generalmente el walkman, pellizcaba las cintas y recuperabas una casette con varios metros de tripas fuera, podías volver a enrollar todo el desaguisado con el boli bic en una de las ruedecillas dentadas de la casette . Y aún hay más, que diría Super Ratón. La resistencia de las casettes llegaba a extremos hoy impensables. Cuando unos centímetros de cinta se te habían arrugado por los muchos pellizcos y enganchones, y el reproductor se bloqueaba en aquel gurruño, cortabas por lo sano con las tijeras y empalmabas las partes sanas con papel de celo. Tras los sonidos misteriosos que producía el empalme ¡podías seguir escuchando la cinta!
¡Qué grandes las casettes!
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