14 de noviembre de 2008

Baloncesto



Los años 80 vivieron una auténtica fiebre por el baloncesto que nunca se ha vuelto a repetir ni tan siquiera con los éxitos recientes, desde luego ayudó mucho la medalla de plata de España en la Olimpiada de Los Ángeles de 1984 conseguida gracias a que Rusia no participó.





Pero sobretodo gracias a las emisiones de la NBA por la 2 conducidas por Ramón Trecet a altas horas de la madrugada cosa que nunca supuso un obstáculo porque mi padre y yo no nos perdimos ni uno solo, erroneamente se atribuye esa fiebre a un solo jugador Michael Jordan algo que es completamente falso.



Para mí y para muchos otros Jordan sólo era uno más y no de nuestros favoritos, muy por encima estaban:

Dominique Wilkins











Larry Bird, el mejor tirador de triples de todos los tiempos







Moses Malone





Spud Webb





Julius Irwing







Robert Parish





Pat Ewing





Olajuwon y Sampson las Torres Gemelas







Isiah Thomas





Vinnie Johnson





Dennis Rodman





Magic Johnson





Y el gordo Barkley





Ni siquiera admiraba sus mates, en el concurso de mates siempre estaba de lado de Dominique Wilkins y sus mates eran infinitamente mejores, Jordan era un saltimbanqui, un atleta, Dominique un artista.





Mi equipo favorito con diferencia eran los Detroit Pistons







El segundo los Boston Celtics





Y el tercero Atlanta Hawks



Detroit no eran los más espectaculares ni el mejor equipo pero sus partidos eran los más emocionantes, los más luchados, cada victoria era conseguida a pulso y en los últimos segundos, en España mi equipo era el Juventut de Badalona, principalmente por Villacampa, el mejor escolta que ha dado este país, siempre quise tener las zapatillas Villacampa y nunca las pude tener, y Margall, el mejor triplista español de todos los tiempos junto con Epi.









Aunque en esos años quien tiraba del baloncesto era la selección española que concentró un número de jugadores con carisma que jamás se ha vuelto a repetir, probablemente los Gasols y compañía jueguen mejor pero no transmiten ni la mitad, comparemos a Epi con la bomba Navarro o a Raúl López con Corbalán y echemos unas risas.









De los foráneos de la liga se puede resumir en tres nombres: Petrovic, Sabonis y Homicius, el resto eran meros comparsas.













En el colegio el baloncesto fue entrando poco a poco por la sencilla razón de que hasta quinto no teníamos canasta de baloncesto, a partir de ahí muchos renunciamos al fútbol para siempre por estrictas razones de vagancia, en baloncesto se corre mucho menos sobretodo si eres tirador de triples como era mi caso, y además muy bueno valga la inmodestia, al área sólo me acercaba para lanzar unos ganchos inverosímiles que inexplicablemente siempre acababan entrando ante mi propia perplejidad y que me valió el sobrenombre de Sabonis, la pasión por el baloncesto continuaba en casa entrenando con la minicanasta ya fuera con una pelotita de esponja o con gurruños de papeles, desde luego si tendría que quedarme con un deporte elegiría el baloncesto sin dudarlo ni un instante, tanto en la práctica como en el sillon-ball.

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