11 de noviembre de 2008

Huchas

Ponías la moneda en la trompa, accionabas el mecanismo del culete y la moneda se introducía solita en la ranura.



Hay que citar a las típicas huchas-lata. Metías las monedas y olvidate de ellas porque para sacarlas hay que tirar de abre latas.





Congost sacó también su linea a favor del ahorro infantil. Apretabas el botón rojo, y pasaban cosas maravillosas que hacían desaparecer las pesetas dentro de las huchas:







Mención especial para la hucha de la ratita. Ésa fue la que tuvimos. Ponías la moneda en el espacio marcado para la moneda, apretabas el botón rojo en el techo de la casita, y la ratita barría para casa todo el dinero que le ponías delante. Qué maja la ratita.









Lo bueno de las huchas de congost es que tenían un taponcito debajo por el que podías volver a sacar la moneda y repetir el juego una y otra vez.









1 comentario:

  1. Un poquino rata la ratita, pero mu bien.

    No se les olvide incluir las huchas de cerdito de barro que defendían sus ahorros con uñas y dientes, solo podías recuperar el dinero cometiendo un porquicidio.

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