Todos, desde el más pequeño al más elaborado, eran igual de divertidos, y locotes.
Teníamos este bebé; pero el blanco. Como el que se ve en la caja pero con el pañalito en rojo no verde. Cuando gateaba hacía un ruido de maquinaria super gigantesco para un muñeco tan pequeño.
Los muñecos de cuerda pequeñitos de feber eran de lo más bonitos.
El nuestro era como este:
mide poco menos de cuatro centímetros de ancho y otros tanto de alto. Se le daba cuerda en la mano derecha y al rodar giraba las dos manitas y movía el altavoz amarillo ariba y abajo. Que salao era.
Al parecer se trataba de una colección y los de feber hicieron varios de este tipo:
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